sábado, 19 de enero de 2019

Inviernos en cocina de leña



Siempre oí a los mayores decir que la cocina de leña hacía mucha compañía en las casas, y en estos días de otoño envueltos en llovizna con un lazo de niebla, enciendo el fogón de la memoria, y llegó a entender que la presencia de la vieja cocina, sí que llenaba de olores y sensaciones el hogar de los pueblos. A la derecha, tenía un calderin de agua caliente con una tapa de latón. 
Las manzanas asadas,  bien arrugadas y dulces salían del horno chorreando almíbar,  para dar paso al pan caliente. Sobre la chapa, el olor de los tortos de maíz, se mezclaba con el de los troncos de roble ardiendo y las zapatillas de cuadros calentando tras la chapa. Fuera, en el camino,  los baches se helaban y crujían al saltar sobre ellos; eran nuestros iceberg de la infancia y de los tejados colgaban espadas de hielo...
El ganado se había recogido en la cuadra y se preparaba algo de paja y hierba para los partos  que estaban próximos. Voy a  atizar un poco la cocina y los recuerdos, para requemar la leche con azúcar, hervir el vino y calentar las manos, mientras otro invierno amenaza con llegar. Todos los inviernos son aquellos inviernos mientras tengamos memoria. 

1 comentario:

  1. Precioso texto descriptivo de una época que guardo en un lugar luminoso de la memoria.
    Leyéndote es como regresar a aquellos años no por duros menos felices.
    Muchísimas gracias por compartir algo tan bello.

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