Cuando yo era pequeña sólo ardían bardiales y borrones (fogatas pequeñas) para quemar rastrojos, restos de poda o restos de limpieza de prados (helechos, malas hierbas) . El monte era accesible más que nada porque había que segar el rozo para mullir el ganado. Y un poco más lejos estaba el bosque, también accesible porque había que cortar leña para calentar la casa en invierno. Los vacas, ovejas y cabras pastaban zonas propias o comunes. Los incendios se producían cuando a un paisano se le escapaba el fuego por no estar al tanto, pero no llegaba mucho más allá porque no había maleza. ¿Porque hay maleza ahora? Porque a mis padres les premiaron por abandonar el campo con políticas agrarias que provocaron el cese de la actividad agraria. A mi generación se nos dijo que el campo solo daba trabajo y maleza. El desastre estaba servido. Mientras vivieron aquellos paisanos, el monte se limpiaba. Cuando el campo empezó a ser un parque temático del arado y el carro de bueyes, la tierra de labor se convirtió en matorral, los caminos forestales en bosque, el bosque en jungla y los pueblos en grandes desiertos poblados de gente que riega geranios. Quedamos cuatro ilusos que luchamos por mantener las tradiciones de una manera romántica y utópica a sabiendas de que los que tenían algo que decir, los paisanos rurales, se fueron sin que nadie les preguntase como se planta una berza y cuando se corta la madera para las herramientas; si en menguante o en creciente. Hoy podemos culpar a los pirómanos, a los políticos o a los bomberos; pero el fuego es el resultado de políticas agrarias equivocadas y de leyes hechas desde despachos de megaciudades sin que el paisano tuviera ni idea de que hablaban de él, sin contar con él.¿ El desarrollo rural era esto? #ArdeAsturias y además de apagar era bueno prevenir.
martes, 17 de octubre de 2017
lunes, 9 de octubre de 2017
¿QUIEN PONE PUERTAS AL CAMPO?
Pepe Fernández se levantó aquella mañana de marzo dispuesto a pasar la ITV de su tractor SAME de 1989. No hubo suerte y deberá volver en dos semanas, porque un cable está un poco pelado y un freno oxidado.
Después de parar en la gasolinera a comprar unos litros de gasoil para la desbrozadora y la motosierra, se da cuenta que no lleva la garrafa homologada. Paga nueve euros por un recipiente legal y lo llena de combustible.
Llega a casa y el cartero, le trae una carta certificada de un organismo público, donde le indican, que debe aportar documentación complementaria para subsanar errores en un plazo de diez días, porque en la finca "no urbanizable, protegida"... del sol y de la lluvia, ha construido un gallinero de seis metros cuadrados y la superficie ha variado sin haberlo comunicado al organismo competente.
Se acerca a la oficina correspondiente de su comarca para solucionarlo, no sin antes pasar por su ayuntamiento a pedir una licencia de obra para pintar el gallinero de 3x2 y ya puestos, solicitar que le hagan cinco fotocopias compulsadas de la hoja de saneamiento ganadero y dos del carnet de identidad para dar cuenta de la muerte de una cabra, mientras llama a la empresa que se encarga de la recogida del cadáver del animal y aprovecha para hacer la solicitud de un certificado para dar de alta una gallina pedresa, un gochu asturcelta y tres ovejas rouge de l'ouest. Necesita un plano de situación donde aparezca polígono y parcela para el gallinero, un informe técnico favorable de la ubicación de la gallina pedresa, un croquis con las medidas del comedero del gochu asturcelta y un programa de gestión de estiércol. Las ovejas rouge de l'ouest están pendientes de una guía de transporte y movilidad, para trasladarlas desde el pueblo de al lado, ( escasos 2,5 km.) previo pago de los servicios veterinarios y administrativos.
Se acerca a la oficina correspondiente de su comarca para solucionarlo, no sin antes pasar por su ayuntamiento a pedir una licencia de obra para pintar el gallinero de 3x2 y ya puestos, solicitar que le hagan cinco fotocopias compulsadas de la hoja de saneamiento ganadero y dos del carnet de identidad para dar cuenta de la muerte de una cabra, mientras llama a la empresa que se encarga de la recogida del cadáver del animal y aprovecha para hacer la solicitud de un certificado para dar de alta una gallina pedresa, un gochu asturcelta y tres ovejas rouge de l'ouest. Necesita un plano de situación donde aparezca polígono y parcela para el gallinero, un informe técnico favorable de la ubicación de la gallina pedresa, un croquis con las medidas del comedero del gochu asturcelta y un programa de gestión de estiércol. Las ovejas rouge de l'ouest están pendientes de una guía de transporte y movilidad, para trasladarlas desde el pueblo de al lado, ( escasos 2,5 km.) previo pago de los servicios veterinarios y administrativos.
Pepe Fernández se da cuenta que tiene necesidad de quemar unos restos de poda y piensa si solicitar la biotrituradora en el ayuntamiento o el permiso de quema. Se decide por esto último porque la biotrituradora estaba prestada. Aporta plano del SIGPAC.
Después de la agitada mañana, avisa al veterinario para implantar un chip a su perro y decide matar dos conejos para la fiesta del patrono local, pero teme que el no tener carnet de manipulador de alimentos nivel III, pueda tener problemas. Lo resuelve yendo a la carnicería y de paso piensa en pasar por la pomarada a cortar unas ramas rebeldes de los manzanos, pero duda si llevar las tijeras de podar en el coche, no vaya a ser que sean más grandes de lo que permite la normativa y termine infringiendo la ley. Desiste.
También desiste de comprar un producto fitosanitario que necesita para la plaga de mosquito verde porque tiene caducado el carnet de manipulador de productos fitosanitarios, nivel básico 1-A.
Y de paso piensa que antes de poner el chip al perro, si debería darlo de alta en el registro de perros peligrosos o ¿un para un mini pincher de tres kilos y medio no será necesario?
Mientras confecciona la interminable lista de tareas a realizar paseando por el jardín, casi pisa sin darse cuenta una bellis peremnis magonoliopsida, a la que se acercaba una mariposa de las pocas que quedan de una especie impronunciable y un passer domesticus en peligro de extinción construía su nido en el alero del gallinero con el consiguiente peligro para los polluelos de la gallina pedresa, recién nacidos.
Pepe Fernández sobrepasado por la situación, no tuvo más remedio que cambiar el guión de su dorada y soñada jubilación, en la complicada paz del campo, por un retiro más fácil de sobrellevar dedicado a la caza del mosquito común en un apartamento de La Manga del Mar Menor.
Allí consiguía entretenerse en las mañanas sofocantes, capturando medusas con un cubo de playa, mientras el socorrista hacía la vista gorda y el Mar Menor amenazaba con convertirse en laguna.
- Todo parecido con la realidad a veces no es mera coincidencia.
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